lunes, 30 de enero de 2012

Témperas

 Por primera vez hemos pintado con témperas. No me había animado todavía por el rollo de mancharse, meter el dedo en la pintura, y luego meterlo a la boca…. Pero mira, salió bien, fue mejor de lo que imaginaba, así que ya tenemos otro entretenimiento nuevo: a pintar con témperas!

 Puse un cartón debajo del papel para que si se salía al pintar no pasara nada; y además aprovechando el buen tiempo nos salimos a la terraza a pintar. La verdad que el suelo de la terraza se manchó un poco, y el pantalón de Jose también; para la próxima tendré que planificar mejor: un cartón más grande debajo y algo que le cubra bien la ropa (creo que utilizaré una camiseta vieja mía o del papi y se la pondré encima de su ropa).


 Sólo saqué dos colores y eché un poco de cada uno en la paleta, le enseñé primero cómo lo hacía yo, y después él solito a mojar el pincel y a pintar. Intenté que para cambiar de color primero mojara el pincel en el agua, pero no me hizo mucho caso…

Estuvimos entretenidos un buen rato y ya tenemos la obra de arte colgada con los demás dibujos. Además al pintar con pincel estimulamos la motricidad fina, que nos viene muy bien ahora que ya queremos comer todo solos y la sopa acaba más en el suelo que en la boca…



viernes, 20 de enero de 2012

Piscina de verano


Ahora que es veranín aquí en el hemisferio sur nos hemos comprado una piscina hinchable para poner en el jardín, ¡todo un acierto! Nos lo pasamos pipa!

Entrando y saliendo del agua sin parar...


Cargando agua en la regadera...


¡Y tirándola por los aires!


¡Qué bueno es el verano! Ahora sólo tenemos que aprender a gestionar los enfados cuando Jose quiere picina, pero a mami no le viene bien que se moje....

miércoles, 18 de enero de 2012

Mujeres Cíclicas



Las mujeres, a diferencia de los hombres y de los niños y niñas, somos cíclicas: cada mes nuestro cuerpo tiene diferentes niveles hormonales, varía nuestra temperatura corporal, cambia nuestro peso, la concentración de vitaminas, la retención de líquidos, el tamaño de nuestros pechos, nuestro flujo vaginal es diferente, también nuestra concentración mental, pasamos por diferentes estadios de dolor... ¡y la mayor parte de estos cambios no los vivimos de manera consciente! 
Las mujeres de hoy en día vivimos casi totalmente desconectadas de nuestra menstruación; por eso me parece interesante analizar cómo cambia nuestro cuerpo en cada ciclo de manera personal, para así comprender cómo esto puede afectar a nuestra personalidad, a nuestra energía, a nuestro carácter.
El ciclo tiene 4 fases:
Los primeros 14 días aproximadamente estamos en fase Preovulatoria, por nuestro cuerpo fluyen grandes cantidades de estrógeno procedentes de un folículo que está madurando. En esta fase podremos notar cómo tenemos más iniciativa que en otros momentos del mes, podemos ser más visionarias.
Entre los días 14 y 16 se libera el óvulo: Ovulación. Podemos notar mayor sensibilidad en el pecho y a veces un leve dolor en la zona de la pelvis. En esta fase la hormona predominante es la progesterona. En esta fase somos más físicas y emocionales.
Desde el día 16 hasta que se produce la menstruación estamos en la fase Premenstrual, caracterizada por dinamismo e intuición.
La última fase es la Menstruación, donde se agudiza el instinto y la espiritualidad. La menstruación es un período de limpieza, quizá de retiro personal, de regeneración. Un momento donde lo sabio es permitir que se desprenda lo viejo para volver a empezar, donde caben los sentimientos de tristeza, un período de desintoxicación. 
Conociendo nuestro cuerpo podemos aprovecharnos de cada momento y vivir según nuestras energías internas. Está claro que no siempre podremos retirarnos a descansar en el período de menstruación ni emprender nuevas metas durante la fase preovulatoria, pero quizá si intentamos conectarnos con nuestro cuerpo podremos sacar más provecho de nuestra "energía femenina".
Personalmente me he hecho con el libro Luna Roja, los dones del ciclo menstrual, de Miranda Gray. Ya me lo habían recomendado en múltiples ocasiones y parece que ahora me ha llegado el momento de leerlo; aún sólo le he echado un ojo por encima pero tiene buena pinta. Es un libro que te ayuda a comprender tus ciclos menstruales naturales, y te ayuda a conectar de alguna manera con tu cuerpo. Iré "blogueando" lo que vaya aprendiendo, para que no se me olvide y quizá ¿poder ponerlo en práctica?

martes, 10 de enero de 2012

Los Reyes Magos son verdad

Para cuando llegue el momento en que nuestro bebé nos haga la famosa pregunta (¿Existen los Reyes Magos?) creo que esto nos vendrá muy bien. 
- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame.
- Oye, quiero... que me digas la verdad.
- Claro, hija. Siempre te la digo, respondió el padre un poco sorprendido.
- Es que... titubeó Cristina.
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Cristina se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Cristina le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad?, cortó la niña con los ojos humedecidos. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen, respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Cristina.
- Entonces no lo entiendo. Papá.
- Siéntate, cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Cristina se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
- Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental, asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje, respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen.
También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Cristina hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.